Muchos creemos que la noche es el ritual especial que nos prepara para el día, pero pocos pensamos en que el día también puede definir el rumbo de nuestro descanso. Así como los rituales de la mañana son indispensables para recibir el día, durante la noche también debemos preparar a nuestra mente y un sabio maestro budista señala que la clave está en el último pensamiento de tu día.
Imagen: Emma Shore
Con frecuencia alteramos los sentidos antes de ir a la cama; observamos el celular, miramos la televisión o simplemente nos perdemos en el turbio océano de nuestros pensamientos. Pocas veces permitimos que la mente se guíe libremente por el camino onírico y, por ende, obstruimos su pleno descanso.
¿Por qué el último pensamiento es el más importante del día?
En palabras del maestro budista Chökyi Nyima, “justo antes de quedarse dormido siempre hay un pensamiento final. Podemos intentar que ese último pensamiento sea uno noble y benevolente. Si lo hacemos, la cualidad de ese pensamiento puede permear todo nuestro sueño…”.
A través de estas simples palabras encontramos una acción determinante. Si el último pensamiento de tu día es negativo, entonces vas a saturar todo el proceso de sueño con emociones poco sanas. En cambio, si dotas a tu mente de un pensamiento significativo, toda tu experiencia en los sueños y el descanso será positiva.
“Tomando un concepto del yoga del bardo: el último pensamiento que tienes antes de quedarte dormido tiende a reencarnar como el primer pensamiento o sensación en tu próximo estado de conciencia. Si puedes gentilmente sostener un pensamiento, intención o sensación antes de dormirte, ese pensamiento, intención o sensación tiende a surgir en tus sueños.” – Andrew Holecek
Reescribe la importancia de la mente en el sueño
Pasamos durmiendo alrededor de un tercio de nuestra vida y suena ilógico desperdiciar esa experiencia en pensamientos negativos. En este sentido, el budismo tibetano recomienda visualizar antes de dormir, pero no cualquier idea.
El objetivo es mantener en mente un objeto que nos brinde paz y con él irnos a dormir para volverlo a reencontrar en el mundo onírico. A algunos les resulta compleja esta práctica, así que si lo prefieres puedes guiarte por la visión de occidente.
De acuerdo con el filósofo neoplatónico Sinesio, los sueños pueden ser el espacio perfecto para el progreso interno o espiritual. Una forma de sanar ese espacio es limpiando nuestra imaginación. Incluso, científicamente, al cerebro le beneficia limpiar nuestros pensamientos antes de dormir o durante.
Mientras duermes, tu cerebro se encuentra en la fase NREM. En esta etapa de sueño profundo las neuronas trabajan de forma coordinada produciendo ondas cerebrales lentas y largas. Después de la fase NREM se encuentra la etapa REM.
En este circuito de sueño el cerebro comienza a tener una explosión de actividad neuronal que puede dar explicación a los sueños que experimentas. Es justo gracias a esa explosión que comienza la cadena de cambios en el flujo sanguíneo abriendo paso a la producción de LCR (la sustancia que limpia los desechos tóxicos del cerebro).
Por lo tanto, llegar a la fase REM del sueño puede garantizar una cosa: un cerebro limpio de desechos. Y, mejor aún, el último pensamiento de tu día favorece una mejor experiencia de descanso y una explosión de neuronas sanas. Por esta sencilla razón, el último pensamiento de tu día es el más importante.