Cuando pensamos en otoño, de inmediato asociamos paisajes pintados de tonalidades marrones y rojizas. Que los árboles viren de color sus copas en otoño, es un fenómeno natural al que estamos acostumbrados. No obstante, quizá nunca has escuchado hablar de que una playa completa cambie su color durante esta estación del año y mucho menos a una tonalidad roja.
Pues este lugar existe, aunque a decir verdad no se trata como tal de una playa. No obstante, con semejante belleza, si pertenece o no a esta denominación es el menor de los detalles. Se le conoce como la Playa Roja de Panjin, en China y es una reserva natural de 133 kilómetros cuadrados.
En realidad, es uno de los mayores humedales oceánicos del mundo. Se sitúa a lo largo del delta del río Liaohe y su superficie está cubierta por un tapiz de algas llamadas suaede heteróptera. Precisamente son estas que, al mezclarse con la alcalinidad del agua, forman unas tonalidades excéntricas y vibrantes que impresionan a cualquiera.
Deleite visual lleno de colores vibrantes
En primavera las algas mantienen un color verde, no obstante, el deleite visual se inicia en verano. Es justamente a finales de verano e inicios de otoño que el humedal pantanoso poco a poco va degradando sus colores. La capa aterciopelada de sus aguas primero se torna amarillenta, para luego degradarse al fucsia. Finalmente, cuando llega el otoño, la Playa Roja se enciende con sus colores vibrantes que viran totalmente a las tonalidades rojizas que la caracterizan.
Se puede admirar la belleza de la Playa Roja, a través de senderos construidos de madera que serpentean casi dos kilómetros de recorrido. Además, la reserva acoge a más de 260 especies de aves migratorias que se alimentan en el humedal.
La experiencia de admirar este fenómeno natural es sumamente exquisita. La mejor temporada para visitar la Playa Roja de Panjin, en China, es en septiembre, cuando alcanza la tonalidad más brillante y miles de aves se aglomeran en el lugar.