El desierto de Atacama en Chile no es un desierto cualquiera, si bien se caracteriza por ser uno de los lugares no polares más áridos del planeta, su riqueza se presenta de formas inesperadas. Ubicado al norte de Chile y delimitado entre la Cordillera de los Andes y el Océano Pacífico, Atacama es un hervidero de sorpresas. Y aunque ostenta el récord como el sitio en el que más tiempo ha transcurrido sin llover, existen ocasiones donde todo se conjuga para verlo colorearse con el fenómeno conocido como desierto florido.
Montañas intrincadas que parecen salidas de una obra de arte, lagunas color turquesa y enormes dunas, es el paisaje que rodea a Atacama. Por las noches la oscuridad cubre por completo el manto celeste y la bóveda se llena de estrellas resplandecientes. De hecho, es uno de los mejores sitios para observar la Vía Láctea en el mundo, tan es así que los observatorios astronómicos más importantes del mundo se encuentran en este lugar.
Su belleza es de las más resilientes que existen en el globo terráqueo. En este sitio pueden transcurrir de 15 a 40 años sin que caiga una sola gota de agua del cielo, pero cuando sucede, un hermoso fenómeno hace su aparición. Atacama reflorece como un ave fénix de entre sus dunas y tapiza sus suelos con el llamado desierto florido, que como su nombre lo indica, ve emerger a miles de flores de colores.
¿Por qué sucede el desierto florido?
La naturaleza es impredecible en cierto sentido, así que no siempre podemos saber cuándo ocurrirá un desierto florido. Aunque se tienen algunas aproximaciones, sobre todo por su relación con el fenómeno meteorológico conocido como El Niño. Este último favorece el sobrecalentamiento de las corrientes marinas que fluyen cerca de Chile, así, se produce un aumento en las precipitaciones, incluso en el desierto. Septiembre es un mes clave para el fenómeno, aunque cabe resaltar que no todos los años caen precipitaciones que produzcan la floración del desierto.
Cuando sí sucede, estas precipitaciones generan la interacción de la flora nativa con la microbiota del suelo. Lo que da como resultado un hermoso tapete de flores que yace en lo que antes era terreno árido. El desierto florido entonces hace su entrada triunfante para recordarnos el poder de la naturaleza. Miles de flores de al menos 200 especies tapizan los suelos de Atacama en un colorido espectáculo visual.
Al tratarse de un fenómeno que depende de las precipitaciones, no siempre se repite en intensidad. En ocasiones las lluvias son escasas y dan paso sólo a unos pocos botones. Pero existen otras veces donde llegan lluvias torrenciales, que el desierto de Atacama transmuta sus colores áridos a vibrantes tonalidades rosas, moradas y blancas. En 2015, por ejemplo, no sólo hubo un desierto florido, sino que ocurrió en dos ocasiones.
Puede que el desierto de Atacama sea uno de los sitios más áridos del mundo, pero esto no lo excluye de dar brotes de vida que pueden transformarse en inesperadas sorpresas llenas de belleza. Lo que nos recuerda que lo más hermoso puede esconderse donde uno nunca lo esperaría.