Uno de los efectos secundarios de vivir en una época de reproducción masiva de información es que cualquier fenómeno adquiere rápidamente una escala mundial, para bien y para mal. Y es que luego de una inusual granizada de más de metro y medio registrada en Jalisco, el gobernador Enrique Alfaro informó sobre los trabajos de restauración pública, que no causaron pérdidas humanas pero sí afectaciones materiales. En ese contexto, sugirió una relación entre el granizo y el cambio climático:
El granizo a más de 1 metro de altura y luego nos preguntamos si el cambio climático existe.
Probablemente muchos de nosotros pensamos lo mismo cuando las imágenes de las calles y plazas cubiertas de hielo comenzaron a circular en las redes sociales.
Muy temprano, antes de ir a la CDMX para el arranque de la Guardia Nacional, estuve en el lugar para evaluar la situación y fui testigo de escenas que nunca había visto: el granizo a más de un metro de altura, y luego nos preguntamos si el cambio climático existe. pic.twitter.com/cognB1JHg6 — Enrique Alfaro (@EnriqueAlfaroR) June 30, 2019
Luego de una inusual granizada en distintas colonias del Área Metropolitana de Guadalajara, principalmente en Rancho Blanco y en la Zona Industrial, personal de Protección Civil Jalisco atendió la situación desde la madrugada. pic.twitter.com/EZ0XQhhIW6 — Enrique Alfaro (@EnriqueAlfaroR) June 30, 2019
Sin embargo, según la meteoróloga Elizabeth Ramos del Servicio Meteorológico Nacional, “En estos momentos asociarlo con eso [el cambio climático] sería un error”.
El granizo tomó esas proporciones a causa de diversos factores, entre ellos la orografía de la zona serrana de Jalisco y al menos dos movimientos atmosféricos importantes: el choque de una cuña de baja presión con una masa de aire cálido y húmedo proveniente del golfo de México.
¿Por qué sería “un error” culpar al cambio climático?
En una entrevista con BBC Mundo, la doctora Ramos explicó que la zona donde se concentraron las nubes lo suficientemente altas como para contener núcleos de hielo se conoce como “corredor del granizo”, y abarca parte de Jalisco y Michoacán, “cruza todo el país por el eje volcánico y llega hasta la sierra de Veracruz y al menos cinco veces al año se producen granizadas”. Aunque las nubes de este domingo alcanzaron los 18 kilómetros de altura, esto no se considera fuera de lo normal.
La última vez que el granizo alcanzó una altura superior al metro de altura en fecha reciente fue en la Ciudad de México, durante el verano de 2014. En Jalisco, la última vez que ocurrió fue hace al menos 20 años. A pesar de ello, en términos históricos, no se trata de una anomalía.
Fue un suceso muy local y hay que revisar las estadísticas para hablar de cambio climático, irse cientos de años atrás, revisar también las estadísticas de otros lugares…
Así pues, un poco de información puede ayudarnos a comprender en un nivel menos alarmista cómo se ve realmente el calentamiento global. En el caso de la granizada de Guadalajara, diversos factores meteorológicos recurrentes en la historia reciente de la zona se dieron cita. Esto no niega la existencia de alteraciones climáticas importantes: la ola de calor que golpeó a Australia en enero de este año corresponde con la época del verano en el hemisferio sur, pero precisamente dentro de esa recurrencia las temperaturas fueron inusualmente altas, rebasando los 49.1º C.
El cambio climático y sus implicaciones para el planeta son algo que ha alcanzado un nivel generalizado de acuerdo e importancia pública, lo que es bueno para promover iniciativas de energía renovable y cambios en la forma de vida. Pero achacarle cualquier fenómeno meteorológico al cambio climático, por inusual que parezca en un principio, es caer en una paranoia paralizante que justo tiene el efecto inverso en el discurso público, como si ya no hubiera nada que hacer y las noticias se convirtieran en anuncios de colosales calamidades.
El discurso y la cobertura sobre el cambio climático deben darse siempre en un contexto de información y respaldado por investigaciones científicas bien acreditadas. Por desgracia, en una cuestión tan importante, los políticos no son una buena fuente de información.