Los Juegos Olímpicos se encuentran en la cúspide. Miles de atletas han sido eliminados de la justa deportiva, pero otros aún continúan disputando un lugar en el podio. Para ello, es necesario que tengan una estricta y cuidadosa dieta.
Paradójicamente a las necesidades alimenticias y físicas de un atleta, los juegos olímpicos son patrocinados por empresas que sus alimentos tienen una pésima reputación. ¿Por qué los gigantes de comida rápida ocupan un papel preponderante en Londres 2012?
Recientemente The Lancet publicó un artículo en el que se desmenuza este fenómeno. Según el texto, los Juegos Olímpicos deben fomentar la actividad física y la buena alimentación. Sin embargo, estropear esta visión saludable con enormes anuncios publicitarios de comida chatarra es, francamente, algo deplorable.
La Asamblea de Londres aprobó una moción para obligar al Comité Olímpico Internacional para excluir a los patrocinadores de alto contenido calórico, especialmente aquellos que contribuyen a la obesidad infantil.
Una muestra de la invasión de comida rápida en estos Juegos Olímpicos es la construcción de los 2 restaurantes McDonald’s más grandes del mundo. Dos enormes construcciones en las que se llega a atender a más de 1200 clientes por hora. Además, Cadbury, formando mancuerna con McDonald’s, ofrecen “deliciosos” snacks, de alto contenido en azúcar, para que las personas los degusten mientras miran las competencias.
En Londres 2012 ¿qué importa más?, ¿el deporte o el negocio?
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