Desde hace algunos años las comunidades mayas en Campeche y Yucatán se enfrentan con fortaleza a las multinacionales. Permisos de cultivos transgénicos, esquemas de agricultura industrial intensiva, deforestación, degradación de suelos, etc. Estos son los severos daños que causan estas empresas al acercarse a los campos mexicanos. Hoy, las comunidades mayas denuncian la siembra ilegal de soya y maíz transgénico y no están dispuestos a ceder su legado.
La gran cadena de transformación y explotación de los campos de agricultura en México no es un caso desconocido. La negligencia gubernamental a lo largo de décadas ha provocado el desplazamiento de las comunidades mayas por colonos extranjeros por cultivos industriales.
Entre 2005 y 2015, la comunidad de Hepelchén perdió más de 59 mil hectáreas de selva a causa de la agricultura industrial. Aunque la Suprema Corte de Justicia de la Nación suspendió la autorización de realizar este tipo de siembras, hasta la fecha la invasión continúa.
Comunidades mayas enfrentan la siembra ilegal industrial
De la mano de Greenpeace México y el Centro Mexicano de Derecho Ambiental, las comunidades mayas presentaron ante la Profepa y Senasica distintas denuncias el día 2 de diciembre que exigen la liberación del ambiente de la siembra ilegal de soya y maíz transgénico en Campeche y Yucatán.
“Especialmente grave es la posible presencia de maíz transgénico en la región, dado que a la fecha no existen permisos para su siembra, además de operar, desde el año 2013, una medida cautelar que prohíbe su siembra, derivada de la acción colectiva presentada por un grupo de 53 organizaciones, colectivos y personas para salvaguardar los maíces nativos de México. Una de las razones más importantes para otorgar esa medida es el riesgo de contaminación de los maíces nativos por las semillas transgénicas, de ahí la gravedad de la presencia de esa semilla en el municipio maya de Hopelchén.”

Sam Fentress
A pesar de que el gobierno mexicano ha cedido a través de la corrupción más de 200 mil hectáreas de bosque al año, las comunidades han tenido que respaldar la conservación de la zona. La principal consecuencia de la siembra de productos transgénicos es el daño a los alimentos nativos.
El maíz nativo se transforma, los químicos afectan la apicultura y con el tiempo los campos mueren. La agricultura industrial no es una opción para las comunidades, ni para el desarrollo alimentario de cualquier país.
Con los químicos se limpia la herencia, los recuerdos de la agricultura tradicional. Poco a poco los alimentos transgénicos transforman nuestra salud y junto con las comunidades todos debemos velar por la continuación de los campos libres.