El espacio negativo –el vacío puro entre todas las cosas– es algo que la cultura japonesa ha practicado hasta volverlo una estética en sí mismo. El amor por el vacío es un afecto que la cultura del sol naciente explica bajo el ideograma (間) ; un concepto llamado Ma (que fonéticamente suena como <maah>).
Ma es el espacio para celebrar el lugar sin ornamentos, es decir, un espacio minimalista.
Coco Chanel, la popular diseñadora de modas de principios del siglo XX, casi se acercaba a esta idea de Oriente cuando decía: “Antes de salir de tu casa mírate en el espejo, luego quítate algo de lo que traes puesto”.
Quitar para sumar, ganar, adquirir algo, aunque sea imperceptible. Retirar, por ejemplo, una mascada, por ejemplo, da lugar a que sobresalgan los accesorios. De alguna manera eso es lo que Ma busca como estética en un espacio habitable. Si en la casa hay demasiadas cosas, nada destaca; si sólo hay unas pocas, conscientemente seleccionadas, permiten enfocar la mirada en ciertos objetos singulares y expanden la atmósfera de un diseño de interiores.
El espacio vacío es “una promesa por cumplirse”, un lugar por ocuparse, una pausa antes de una emoción que va a expresarse. Porque el vacío es potencia, no anulación.
En esta idea oriental importa de igual manera lo que está y lo que todavía no toma cuerpo, como los claroscuros en la pintura o en el dibujo. Los objetos, las palabras, incluso la música, no existirían por sí solos si detrás no hubiese un vacío o Ma.
Este es un bello concepto de refinamiento que refleja cómo nos relacionamos con los lugares donde vivimos y trabajamos. No es una idea de abundancia a tope, saturada, en donde se pierde el valor de lo singular. Además, está implícito que los lugares en los que permanecemos buena parte de nuestras vidas influyen en nuestro comportamiento e impactan, a veces, en nuestra salud mental. En este sentido, algunos creen que una vez que alguien ha comprendido el concepto de Ma, le será más fácil alcanzar la tranquilidad mental (heijoshin, en japonés).
A veces el amor por el vacío irradia espaciosidad y, de forma paralela, amor por la abundancia; pero sobre todo, muestra amor por la apreciación.
El problema en Occidente no es que haya demasiadas cosas, es que tiene que existir suficiente Ma, para que haya equilibrio.