Algunos aseguran que los libros esconden mucho más de lo que revelan a simple vista. Grandes historias se resguardan en las páginas; ya sean romances intensos, asesinatos misteriosos o conocimiento, los libros son un mundo distinto que pocos se atreven a descubrir. Sin embargo, los libros cristalizados captan nuestra mirada: es posible que una historia fascinante intentó abandonar esas páginas o que una lluvia de diamantes encapsuló una valiosa narración.
Alexis Arnold
Queremos descubrir qué hay detrás de estos libros brillantes: tal vez un experimento biológico o el simple auge de aquellas letras que desbordan creatividad. Ahora los libros nos parecen objetos extraños, casi antiguos.
Los libros electrónicos han llegado a suplir en cierta medida el extraordinario viaje que es un libro físico. Nos olvidamos de sentir las páginas, inspirarnos con su particular aroma o imaginar un mundo entero al mirar la portada, mientras algunos libros permanecen sencillos en el exterior pero contienen grandes historias.
Estos libros cristalizados materializan su interior, eliminan el texto para invitarnos a descubrir otra visión a través de sus solidificadas texturas.
A. A.
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Leyendo libros cristalizados
Alexis Arnold es la artista que, después de explorar durante 9 años la maleabilidad de los libros, encontró en ellos una forma de visibilizar su rica belleza interna. La colección My Crystallized Books aborda la interminable contraposición entre la sencillez externa y la riqueza interior de estos objetos.
Como una forma de darle un giro de 180 grados, Arnold extrajo las fantásticas historias de estos libros para crear una escultura geológica brillante y cristalizada. Utilizando libros mojados que después son bañados en solución de bórax, la artista elimina el texto y congela la materialidad del libro, dejando libre su significado.
“En los libros hay enseñanzas, historias, recuerdos y más, por lo que estaban listos para la investigación con el proceso de crecimiento de cristales”. Estaban preparados para convertirse en esculturas geológicas que resguardan la historia del tiempo y uso.
Por primera vez vemos libros congelados en el tiempo, hipnotizados, resguardando una vida de enseñanzas y fantasías. Es posible que ya nadie los pueda utilizar, pero eso no significa que al mirarlos no podamos imaginar lo que quedó ahí atrapado y, en ese sentido, estaremos volviendo a imaginar con ellos.