Las Empresas Cooperativas Podrían Resistir Mejor Al Capitalismo Global

Las empresas cooperativas podrían resistir mejor al capitalismo global

Las cooperativas son una forma de organización comunitaria resistente: organismos internacionales se sorprendieron de su capacidad de seguir con vida aún después de la crisis financiera global del 2009.

Las empresas cooperativas podrían resistir mejor al capitalismo global

Durante la crisis financiera mundial del 2009, muchos analistas destacaron el funcionamiento de las sociedades cooperativas como especialmente resistentes a los estragos bancarios. Mientras grandes bancos y compañías transnacionales tuvieron que liquidar a sus activos humanos (es decir, despedir a miles de trabajadores), las cooperativas lograron mantenerse funcionando. ¿A qué se debe esto?

Por principio, a la organización misma del trabajo y a la participación de los trabajadores en la parte proporcional de las ganancias. Las cooperativas, para empezar, son formas de organización laboral mucho más conservadoras, en el sentido en el que el capital de riesgo no está expuesto a los vaivenes de la bolsa, y mucho menos por la necesidad de aportar beneficios para accionistas y bonos para dirigentes.

Fue tal el impacto de la particularidad de las cooperativas que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) nombró el 2012 el “Año Internacional de las Cooperativas”.  Hagen Henrÿ, jefe del Servicio de Cooperativas de la OIT afirmó que “las cooperativas están cerca de una economía democrática, centradas en las personas que se preocupan por el medio ambiente y al mismo tiempo promueven crecimiento económico, justicia social y una globalización equitativa”.

Incluso hoy en día se estima que dos millones de estadunidenses mayores de 30 años están adoptando prácticas de cooperativa en su vida cotidiana. Gente que vende sus casas y se organiza para vivir en microcomunidades, donde los gastos se reparten equitativamente, a la vez que las responsabilidades.

En términos macroeconómicos, la OIT afirma que la estructura de cooperativas resulta ideal, pues promueve los valores propios de las empresas sin comprar “en su conjunto” los valores del capitalismo globalizado. Sus fines no son solamente lucrativos, pues el éxito se evalúa a partir de la igualdad y bienestar de sus asociados, los cuales ganan según la proporción del tiempo trabajado, o bien según el monto de las operaciones realizadas. En esto se diferencian las cooperativas de producción y las de consumo.

Se estima que las principales 300 cooperativas a nivel mundial, en términos de rotación del personal, tienen la misma dimensión del PIB de Canadá. En Etiopía, por ejemplo, parte de los ingresos de 900 mil personas del sector agrícola provienen de este tipo de organización. Durante la crisis financiera del 2009, ningún banco cooperativo solicitó préstamos a otras instituciones financieras.

[Kaos]
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