Para nosotros puede ser un simple paisaje hermoso y verde. Sin embargo, cuando nos dejamos hipnotizar por la esencia de la naturaleza y sus seres, podemos descubrir fascinantes patrones en sus plantas. Estas hermosas figuras destacan por formar espirales perfectas y cautivantes paisajes simétricos.
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Basta con poner un poco de atención. Echa un vistazo a las plantas que te rodean, esas varitas de bambú o las increíbles suculentas. Observa esas formas que crecen orgánicamente y que van creando patrones en las hojas, los cuales las matemáticas pueden incluso predecir.
Gracias a su exacto crecimiento, los científicos fueron capaces de crear modelos artificiales con diseños inspirados en la naturaleza. Un ejemplo de este ejercicio es la secuencia de Fibonacci, que esconde una perfección matemática.
De acuerdo con los expertos, la hormona de crecimiento auxina es la encargada de transportar todas las proteínas responsables de los patrones asombrosos en las plantas. Un equipo de la Universidad de Tokio estudió el arbusto Orixa japonica, el cual demostró que las matemáticas son insuficientes para explicar el crecimiento de las hojas.
Después de probar varias ecuaciones en el arbusto japonés y aplicar distintos parámetros, los investigadores pudieron reproducir patrones similares a los de la japonica. Al agregar las variables de la edad de la hoja a las ecuaciones actuales, lograron formular los patrones a través de un modelo computarizado y pudieron crear espectaculares espirales.
Lo que aún no saben es cómo la edad de las hojas contribuye a crear los patrones en las plantas. No obstante, se cree que este misterio puede resolverse a través de la teoría de “empuje y atracción”.
El misterio de los patrones en las plantas continúa
Estos modelos son una aproximación para entender el comportamiento de las plantas y sus patrones. Aunque todavía no es un proceso 100% definido, el juego entre ecuaciones y parámetros tarde o temprano podría derivar en el descubrimiento de la fórmula exacta.
“Con los modelos, aunque aún no conozcamos el mecanismo exacto, al menos se nos dan pistas poderosas sobre qué buscar. Ahora sólo tenemos que mirar más de cerca los mecanismos moleculares en plantas reales para tratar de descubrir lo que predice el modelo”. – (Ciera Martínez, bióloga computacional)