Los animales tienen una gran capacidad de entablar conexiones inimaginables con ejemplares de otras especies, incluido el hombre. No sólo los perros y gatos, que son los animales a los que más hemos tenido acercamiento, son capaces de sentir amor por sus humanos. Sino que hemos escuchado distintas historias que demuestran que es posible desarrollar vínculos entre animales y personas. Esta es la historia de la extraordinaria conexión de un oso con la mujer que lo rescató del abandono.
Pensar en tener un animal de compañía que supere el tamaño de un perro grande ya es un tanto descabellado en medio de las grandes ciudades. Por esa razón no se escuchan muchas historias cercanas que involucren el acercamiento a animales inusualmente más grandes. Pero lejanos a las ciudades y las conglomeraciones habitacionales, existen también parajes donde las condiciones permiten grandes jardines y espacios que todavía están más en contacto con la naturaleza.
Rusia es una de esas naciones que a menudo nos regala historias de amistades entre animales salvajes y humanos. Esto se debe a varias razones, pero entre las más importantes está el acceso a espacios naturales. En muchas regiones de Rusia las casas se encuentran a grandes distancias e incluso los pobladores pueden asistir al bosque a recolectar savia de los árboles y tomar baños de hielo en invierno. Situaciones que en medio de la ciudad no podrían darse ni de broma.
La mujer que rescató a un oso y se volvió familia
En estos lugares existe un mayor acercamiento a animales salvajes y la posibilidad de convivir con ellos. Así le sucedió a Veronika Dichka, una mujer del norte de Siberia, en un pequeño poblado llamado Novosibirsk. Veronika supo del quiebre del zoológico local y que como consecuencia dejó a muchos animales sin hogar. Entre ellos estaba Archie, un oso pardo que en aquel entonces era sólo un cachorro. Dichka no lo pensó dos veces y preguntó si ella podría adoptar al osezno y sorpresivamente la respuesta resultó afirmativa.
Y aunque para los habitantes del occidente esto podría rayar en la aberración, tener a un oso como animal de compañía, en aquellos parajes lejanos esta no es una idea tan descabellada. Además, Archie no podía ser liberado en la naturaleza ya que había vivido sus primeros años en cautiverio. Liberarlo habría supuesto su muerte temprana ante la incapacidad de demostrar sus habilidades de supervivencia minadas por el encierro.
Desde entonces han desarrollado una extraordinaria conexión que causa sorpresa por sus inusuales características. Veronika ha compartido parte de su vida al lado de Archie en una sesión fotográfica donde se les ve a ambos pescando en el río. Las fotos son enternecedoras a pesar de que se trata de un oso pardo de gran tamaño.
“Archie me ve como un miembro de su familia. Compartimos la comida, duerme en mis brazos cuando tiene miedo y se esconde detrás de mí. Lo rescatamos del parque safari pero no podemos liberarlo en la naturaleza porque ha vivido en cautividad toda su vida. Archie pasa todos los días con nosotros y está locamente enamorado del agua. Le gusta mucho cuando le llevo a sitios nuevos, así que esta sesión de fotos fue un placer para él”, dijo Veronika en su cuenta de Instagram.
Este caso va más allá del hecho de tener a animales como mascotas. Más bien radica en cómo hemos orillado a la naturaleza a vivir en los límites con el ser humano. Esta mujer rescató al oso del abandono, pero hay que mirar más allá de esta tierna conexión para darnos cuenta del verdadero problema.