El tiempo nos engatusa. Su avance se nos presenta como algo a lo que no podemos oponernos. Los relojes y calendarios parecen condenarnos a un tiempo lineal, en el cual el pasado “es cosa del pasado”, y sólo ansiamos transitar al futuro –así, en singular–. Eso, por cierto, nos acarrea muchísima ansiedad.
Pero la ciencia contemporánea se ha encargado de desmontar la arraigada y obstinada creencia que ve al tiempo como una flecha que avanza sin parar. Tenemos, por ejemplo, la teoría del “universo de bloque”, para la cual todos los tiempos existen y existirán simultáneamente. Y por supuesto, contamos también con la física cuántica, cuyo principio de la superposición cuántica explica que un objeto puede ser dos cosas simultáneamente y que sólo se transforma en un valor singular cuando es observado.
Esto quiere decir que un instante puede ser, en realidad,
un cúmulo de realidades posibles.
La superposición cuántica significa cierta relatividad. Antes de que midamos algo, por ejemplo, una partícula o un electrón, no podemos saber cuál es su estado. Lo que se nos presenta como una partícula pudo haber sido un electrón, o viceversa, dependiendo de si nuestra observación lo obliga a metamorfosearse en un solo estado. Es como cuando la realidad de lo que observamos cambia según nuestra posición
Ahora, y bajo el principio de la superposición cuántica, una investigación publicada en la revista Nature y realizada por el Centre of Quantum Dynamics de la Universidad de Griffith, detalla cómo se creó una computadora que es capaz de predecir 16 futuros posibles en el mismo instante, una cantidad que crece con cada minuto que pasa.
El dispositivo está inspirado en las teorías del Nobel Richard Feynman, quien notó por primera vez que cuando las partículas viajan de un punto A a un punto B no recorren un camino rectilíneo, sino que pasan por todos los puntos posibles. La creación de los investigadores parte de estos hallazgos y los aplica, bajo fórmulas matemáticas, al funcionamiento de una computadora y a su capacidad para modelar futuros estadísticos.
No todo está predestinado…
¿Qué significa que una computadora pueda comprobar que el tiempo es todo menos lineal? Bueno, eso pone en cuestión nuestra concepción del tiempo, y nos hará ya no fiarnos tanto de los calendarios.
El tiempo, al parecer, es algo más parecido a la caja de la teoría del universo de bloque: un contenedor de todos los momentos, donde el pasado sigue, de alguna forma, presente, y el futuro se puede decantar de muchas maneras distintas. Así que, si algo debe alegrarnos es que este tipo de hallazgos nos permitan pensar en el desarrollo de la vida como algo menos predestinado y más azaroso, donde todo puede pasar… incluso simultáneamente. Y eso es digno de celebrarse, porque lleva implícito un signo de libertad.
Nuevas concepciones del tiempo pueden llevarnos a vivir la realidad de una manera distinta. Quizá a comprender que, como dijera el filósofo italiano Benedetto Croce, toda la historia es historia contemporánea, porque eso que fue no ha desaparecido, sino que se materializa en lo que somos hoy. A su vez, eso abre múltiples posibilidades de futuro. ¿Cómo será tal futuro? Eso no depende del todo de nosotros, pero tampoco podemos tomarnos la nihilista libertad de renunciar a modificar el curso de la evolución humana –que por ahora está dejando mucho qué desear–.
Porque el futuro no está escrito… ¡ya que ni siquiera hay un solo futuro!
Por eso es importante vivir el aquí y el ahora, sabiendo que estamos hechos de pasado y que podemos transformar el futuro. Y para eso no habrá dispositivos cuánticos, sino que necesitaremos de toda nuestra voluntad.