Estonia es uno de los países con mayor densidad de bosque. Al menos la mitad de su superficie está poblada de cedros, abetos y abedules. Así, sus habitantes han gozado históricamente de una relación íntima con este delicioso ecosistema. Por ese motivo, no es extraño que estudiantes de arquitectura hayan construido una hermosa y enorme instalación para exaltar las bondades de su naturaleza, en particular de los sonidos del bosque.
La idea original fue del estudiante Birgit Õigus. Con ayuda de más estudiantes y bajo la asesoría de los diseñadores Tõnis Kalve, Ahti Grünberg y la Oficina de Arquitectura arb210, creó un gigante megáfono que amplifica los sonidos del bosque. Es además una instalación interactiva en la cual los usuarios pueden acomodarse en su centro y recargarse en sus muros para escuchar los sonidos de los árboles, pájaros, viento, animales…
La estructura hecha de madera fue acomodada estratégicamente para filtrar los sonidos desde todos los ángulos y unificarlos delicadamente en su centro…