El cielo en rayos X: una radiografía de la bóveda celeste compartida por la NASA

El cielo en rayos X: una radiografía de la bóveda celeste compartida por la NASA

Este mapa muestra la energía de las estrellas y otros cuerpos celestes que no es perceptible a simple vista.

La NASA, a través de la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés), quiere saber qué sucede en el interior de las estrellas de neutrones. Éstas son los remanentes que dejan las supernovas tras su muerte, y también son uno de los cuerpos celestes más misteriosos. De hecho, de lo poco que se sabe de las estrellas de neutrones es que al colisionar una con otra, generan la mayor energía del universo –de una magnitud sólo superada por el Big Bang–. Entre otras cosas, esto produce átomos de oro –que, por cierto, nuestro cerebro necesita para funcionar–.

Por eso la NASA quiere saber más de las estrellas de neutrones…

Para lograrlo, la NASA ha observado todos los rayos X emitidos por las estrellas de neutrones, así como por muchos otros cuerpos celestes. Y a partir de la recolección de data cósmica mediante estas observaciones, los astrónomos han hecho un mapa del cielo en rayos X, el cual muestra los movimientos en la bóveda celeste y los sucesos que, a simple vista, no podemos ver.

El cielo en rayos X: una radiografía de la bóveda celeste compartida por la NASA

La imagen devela, en sus bellos arcos y nodos, la emisión de energía de diversos cuerpos celestes y su movimiento a través del cosmos. Para crearla, los astrónomos utilizaron el Neutron Star Interior Composition Explorer, un explorador que es programado con un itinerario de búsqueda y se desplaza de un lugar a otro para captar los rayos X del cielo.

No obstante, el explorador sólo funciona durante la “noche” de la ISS, es decir, cuando la estación está cubierta de los rayos del sol por la Tierra, lo que sucede ocho veces al día, es decir, a la mitad de cada vuelta que la ISS le da a nuestro planeta. Por eso la construcción de esta imagen ha tenido que ser gradual, pues sólo poco a poco se han podido completar los espacios que han quedado sin ser observados.

Por ahora, la imagen ya es asombrosa. Y es que, aunque todavía no cuenta con un procesado refinado, ya revela los movimientos energéticos de supernovas sumamente distantes, que se hallan hasta a 90 años luz de nuestra galaxia. Con la información que esta misión recolecte, los astrónomos esperan saber más de las supernovas y de sus “cadáveres”, las misteriosas estrellas de neutrones, cuyo material, se cree, es el más fuerte y pesado en el universo.

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