La moda de ser original (o de cómo tu intento por ser único te hace lucir igual a millones)

La moda de ser original (o de cómo tu intento por ser único te hace lucir igual a millones)

Según un modelo estadístico, las grandes poblaciones tienden a adoptar patrones de comportamiento similar dependiendo de ciertas variables… la originalidad es una de estas modas.

Jonathan Touboul es un matemático de la Universidad Brandeis, en Massachusetts, que estudia la influencia que la transmisión de información ejerce sobre los individuos dentro de una sociedad. Este investigador se ha enfocado en las interacciones entre los conformistas que copian a la mayoría y los anticonformistas, que hacen lo contrario.

Touboul ha estudiado el “efecto hipster”, un fenómeno en el que personas que se oponen a la cultura de masas terminan pareciéndose entre sí. Concluyó que, en diversos ámbitos, la población hipster o de muchachos “únicos y diferentes”, pasa por fases de transición donde sus miembros se sincronizan unos con otros en su oposición al mainstream.

Para estudiar esta sincronización, Touboul creó un modelo de computadora que simula las interacciones entre personas que siguen a la mayoría y quienes se oponen a ésta. Estas interacciones, que en principio pueden parecer sencillas, generan comportamientos sumamente complejos. De acuerdo con Touboul, la población hipster empieza a actuar de forma aleatoria pero eventualmente pasa por un estado de sincronización.

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Un factor importante en este fenómeno es el tiempo que cada individuo necesita para detectar y asimilar los cambios en la sociedad. Cuando algo se pone de moda (un par de zapatos, un artista pop, un bar) la información se propaga lentamente mediante sitios web, redes sociales, de boca en boca, etcétera.

El medio por el cual se obtiene esta información sobre “lo que está de moda” determina el tiempo que tarda una persona en estar al tanto de las tendencias.

Según el modelo de Touboul, el efecto hipster es parte inevitable del comportamiento de una población grande. No se trata de afinidades estéticas, sino de estadística.

Es fácil creer que esta sincronización tiene su origen en situaciones donde existen sólo dos opciones: si la mayoría de las personas se rasuran la barba, entonces la mayoría de los hipsters desearán tener una; cuando esa tendencia se propague a la mayoría de la población, la consecuencia será un cambio sincronizado a rasurarse la barba. Sin embargo, Touboul ha descubierto que el efecto de sincronización ocurre aun cuando el sistema ofrece más de dos opciones.

La investigación de Touboul tiene aplicaciones más allá de las tendencias en la moda hipster: sistemas financieros, dinámicas sociales emergentes y sincronización de células nerviosas son algunas de las áreas donde el efecto de sincronización puede estudiarse usando modelos semejantes. Pero a escala cotidiana, nuestras identificaciones con modas pasajeras son parte de las interacciones sociales, un movimiento que seguirá sin importar que cuente con nuestra adhesión (o no).

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