De vez en vez, la naturaleza guarda los misterios más insólitos que asombran a cualquiera. Maravillosas formaciones geométricas se esconden celosamente en la perfección de los paisajes menos esperados y más remotos del planeta. Así es la Cueva del Fingal, que eleva sus asombrosas columnas hexagonal milenarias.
Con más de 20 metros de alto y casi 100 metros de profundidad, la Cueva del Fingal es una de las más misteriosas que la humanidad ha vislumbrado. Desde Julio Verne, pasando por Felix Mendelssohn y Pink Floyd, encontraron inspiración en este lugar. Y no es para menos, ya que cubre sus paredes con columnas hexagonales de basalto que forman una pasarela tosca justo por encima del nivel del agua. Cualquiera que la visite puede ir cada vez más adentro entre su oscuro camino. Para luego descubrir sus paredes geométricas alzarse con majestuosidad y finalmente ver la luz en el otro extremo.
Pero la popularidad de este tesoro geológico no se remonta únicamente a la vida moderna, ya era una maravilla conocida entre los antiguos pueblos celtas irlandeses y escoceses. De hecho, formaba parte importante de las leyendas, se le conocía como Uamh- Binn o ‘La Cueva de la Melodía’. Desde la perspectiva de los antiguos pueblos celtas, las columnas de basalto tan perfectamente ordenadas sólo podían ser obra del gigante irlandés Fionn mac Cumhaill, para poder atravesar hacia Escocia, donde debía luchar contra su gigante rival, Benandonner.
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La formación geológica de la Cueva del Fingal data probablemente de 60 millones de años atrás, cuando un antiguo flujo de lava formó un puente subterráneo dando paso a las maravillosas columnas basálticas del lugar.
Excelsa inspiración
Desde que el naturalista Sir Joseph Banks la redescubrió en 1772, la cueva ha servido de inspiración para numerosas mentes brillantes. El afamado compositor Feliz Mendelssohn quedó tan conmovido por su insólita geometría, que envió a su hermana la frase inicial de una obertura. En una postal le envió un mensaje que decía: “Para que comprendas cuán extraordinariamente me afectaron las Hébridas. Te envío lo siguiente, que me vino a la cabeza allí”. La Obertura de las Hébridas, también conocida como Cueva del Fingal, se estrenó en 1832 y guarda en ella la sublime inspiración que Mendelssohn encontró en el lugar.
Pero no fue el único que visitó la obra de los gigantes celtas. Julio Verne, la reina Victoria, William Wordsworth, John Keats y Lord Tennyson, también escucharon del lugar y llegaron hasta a él para deleitarse con el espectáculo visual. Incluso Pink Floyd nombró una de sus primeras canciones inéditas, luego de visitar los prismas basálticos milenarios.
Y a pesar de las leyendas que rondan la Cueva del Fingal, la naturaleza en realidad es la única artista que ha dado lugar a este hermoso, a la vez que misterioso sitio. No nos queda más que rendirnos antes su majestuosidad y admirar el poder de la conjunción de los elementos necesarios para su formación.