Contorsionistas Urbanos Nos Recuerdan Que El Cuerpo No Tiene Límites (videos)

Contorsionistas urbanos nos recuerdan que el cuerpo no tiene límites (VIDEOS)

Lo que hacen estos contorsionistas con sus cuerpos pareciera contradecir las leyes de la física.

El cuerpo no tiene límites: al parecer, ni siquiera físicos. Así lo demuestran los contorsionistas, quienes protagonizan flexiones que parecieran imposibles.

Las híper flexibilidad corpórea de los contorsionistas se debe no solo al entrenamiento, también puede, en ocasiones, estar asociado a una condición que los médicos han llamado Ehlers-Danlos Syndrom (EDS). Se trata de un desorden de colágeno, presente en aproximadamente una entre mil personas, y que Daniel Browning Smith, la persona más flexible del mundo según los los records Guiness, padece.

Contorsionistas urbanos nos recuerdan que el cuerpo no tiene límites (VIDEOS)

Al ser esta práctica una forma de performance, los contorsionistas participan tanto en circos, como en deportes gimnásticos y acrobacias, pero recientemente se ha asociado con el hip-hop y otros géneros musicales, incluso abstracciones robótica como la que veras a continuación, y ha adoptado un estilo urbano-fantasioso que resulta fascinante.

Cultiva un poco tu asombro con el siguiente video:

Existe también una nueva disciplina: el contorsionismo de brazos, que hace parecer a los brazos como cuerdas con posibilidades infinitas, generando dinámicas que rayan entre lo grotesco y lo fantasioso.

Este duo de contorsionistas, Turf Bieber y Kidd Storbe, son un ejemplo de ello:

Ya sea por un desorden de colágeno, o por una épica disciplina, los contorsionistas nos recuerdan que el cuerpo es capaz de casi todo. Nosotros también podemos cultivar la flexibilidad, la cual es una señal de buena salud y potencia los límites de nuestro cuerpo físico. Puedes intentar, por ejemplo, con prácticas de yoga, cuyas posturas (o ásanas) ayudan a aumentar la flexibilidad de diversas partes del cuerpo y con ello tu postura. Recuerda que nunca es tarde para programar tu cuerpo y desafiar, por qué no, los límites de la física –quizá en favor de la fantasía–.

 

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