Escuchar hablar del Triángulo de las Bermudas nos remonta casi inmediatamente hacia lo desconocido, un lugar donde suceden situaciones que no alcanzamos a comprender aún. Se convirtió durante muchos años en un blanco de alerta para aquellos navegantes que intentaban cruzar el mar Caribe. Debido a que la tecnología presentaba fallas en aquella región y nadie ha sabido explicar todavía del todo por qué sucedía esto. Hoy en día la tecnología ha mejorado enormemente y es más complicado que presente fallas, aunque ahora tenemos otro triángulo misterioso. Apodado el ‘Triángulo de las Bermudas del espacio’, una zona en donde el campo magnético de la Tierra presenta anomalías.
Si el humano decide lanzar satélites u otros dispositivos tecnológicos hacia el espacio, es porque se ha calculado con antelación cuál será su comportamiento. Sólo ocurren situaciones fuera de la agenda muy extraordinariamente ya que, para el lanzamiento y el desempeño de dichos dispositivos, se invirtieron horas, cálculos y mucha experimentación previa. Sin embargo, los ingenieros y astrofísicos no lograban comprender por qué los satélites presentaban ciertos errores al pasar por determinadas regiones de la órbita terrestre.
En la década de los ochenta esto causó furor entre la comunidad científica que decidió analizar qué estaba ocurriendo. Y descubrieron el secreto de lo que ahora conocemos como el ‘Triángulo de las Bermudas del espacio’.
El ‘Triángulo de las Bermudas del espacio’
En aquel entonces, los científicos no lograban comprender por qué los satélites presentaban fallas al atravesar ciertas regiones de la órbita. Partes de América del Sur, así como el Océano Atlántico, se convirtieron en un verdadero dolor de cabeza para los ingenieros que observaban fallas de satélites justo al pasar por estas regiones. Así que decidieron ir más allá para descubrir qué había detrás de este Triángulo de las Bermudas del espacio y encontraron algo mucho más sorprendente. Para comprender más al respecto, primero hay que analizar cómo funciona nuestro planeta.
La Tierra posee un campo magnético que nos protege en todo momento de la radiación solar. El Sol es nuestra fuente principal de energía, gracias a él y la configuración de nuestro planeta, es que la vida pudo gestarse en la Tierra. Pero el Sol no sólo nos ofrece una enorme cantidad de luz, sino que en el proceso también nos llega radiación proveniente de los vientos solares. Aunque nuestro planeta tiene su propio escudo contra esto, llamado campo magnético.
Imagen: NASA/Van Allen Probes/Goddard Space Flight Center
Los cinturones de Van Allen
El planeta funciona como un imán enorme gracias a los procesos que se gestan en su interior. El núcleo de metal fundido produce este campo magnético que nos protege de la radiación solar. Así, la radiación solar queda atrapada en dicho campo, lo que provoca alrededor de la Tierra unos cinturones llamados cinturones de Van Allen. Que son dos anillos concéntricos de partículas energéticas que rodean al planeta.
El cinturón interior, está compuesto predominantemente por protones y se alza entre los 1,600 y los 13,000 kilómetros de la superficie terrestre. Por su parte, el cinturón exterior contiene en su mayoría electrones y se extiende desde los 19,000 a los 40,000 kilómetros de altura.
El cinturón exterior está formado por miles de millones de partículas de alta energía que se originan en el Sol y quedan atrapadas en el campo magnético de la Tierra. Un área que conocemos como magnetosfera y que es producto de las interacciones del metal fundido en el centro del planeta. El cinturón interior, por su parte, resulta de las interacciones de los rayos cósmicos con la atmósfera de la Tierra.
Los escudos protectores
Aunque existe una gran cantidad de radiación contenida en esta región, en realidad los Cinturones de Van Allen actúan como un escudo protector ante las partículas radiactivas que llegan desde el Sol. Sin embargo, cuando los científicos decidieron ir más allá para conocer a qué se debía el ‘Triángulo de las Bermudas del espacio’, descubrieron que la magnetósfera o el cinturón exterior, no es uniforme.
El punto más cercano del cinturón exterior a la Tierra se ubica justamente sobre América del Sur y el Océano Atlántico, exactamente las mismas regiones donde los satélites presentaban fallas. Por esta razón se les denominó como la ‘Anomalía del Atlántico Sur’. Es justamente esta anomalía, la causante del denominado ‘Triángulo de las Bermudas del espacio’. Pero eso no es todo, aquí vino un descubrimiento mayor todavía.
La Anomalía del Atlántico Sur
Como ya hemos dicho, la magnetósfera y en genera el campo magnético terrestre se originan en el centro de la Tierra. El núcleo de metal fundido es el responsable de ello y por lo tanto la explicación de estas variaciones debe yacer allí debajo. Y de hecho así es.
Los investigadores descubrieron que en las profundidades del planeta existen un par de fenómenos conocidos como grandes provincias de baja velocidad de corte (LLSVP). Se trata de globos anómalos pertenecientes al manto más bajo, aquel que colinda con el núcleo externo. Su característica principal es que presentan velocidades lentas de ondas de corte y han sido captados por ondas sísmicas. Piense esto como una tumoración extraña que se ubica entre el manto inferior y el núcleo exterior.
Se cree que son estas LLSVP las responsables de la Anomalía del Atlántico Sur que debilita nuestro campo magnético. Y aunque no se sabe con certeza por qué es que existen en las capas más inferiores de la Tierra, recientemente un grupo de investigadores presentó una teoría sumamente interesante. Esta dice que en realidad son restos de un planeta antiguo llamado Theia que devoró la Tierra.
Es una teoría muy convincente por las premisas que presenta. Pero mientras se descubre la razón de su origen, los satélites tuvieron que blindarse para evitar la radiación en la Anomalía del Atlántico Sur y así, poder operar con normalidad en el ‘Triángulo de las Bermudas del espacio’.