Carl Sagan dedicó su vida para mostrarle al mundo lo sorprendente que puede tornarse el mundo cuando se le mira desde una perspectiva científica. Alentó a millones de personas alrededor del mundo a seguir por el camino de la ciencia con sus pensamientos reflexivos sobre la vida sin perder la objetividad. Por lo que no es sorprendente que bajo su perspectiva resulte peligroso no combatir las pseudociencias.
El amor de Sagan por la una vida llena de curiosidad trascendió en todo sentido, no dejó de repetirlo una y otra vez, la ciencia salvó su vida. “La ciencia me ha salvado la vida. A mí y a todo el mundo. A través de la moderna agricultura y de la medicina; ha hecho posible que estemos todos sobre el planeta”. Pero el conocimiento puede tornarse peligroso cuando no se le trata con respeto, por ello el equilibrio entre la curiosidad y el escepticismo es clave para mantener una mirada firme ante lo desconocido.
El equilibrio es necesario
Carl lo sabía muy bien, tenía claro que los humanos corremos el peligro de llegar demasiado lejos con la credulidad que nos atrapa cuando las ideas apelan al beneficio. Y, por el contrario, también sabía que el escepticismo podría deslizarnos en una realidad negacionista por el miedo a pensar distinto. Por eso para él la ciencia es el mejor equilibrio entre estos dos polos, es el camino que ha demostrado ser inmensamente poderoso para ponderar los hechos antes que las creencias.
“Descubrir que el universo nació hace 15,000 millones de años y no hace 12,000 años, como algunos deducen de la Biblia, nos da una imagen de su grandeza. Acariciar la idea de que somos una compleja asamblea de átomos y no el aliento de un Dios realza, al menos, nuestro respeto hacia los átomos. Hallar, como parece probable, que nuestro planeta no es más que uno entre miles de millones de mundos que forman la Vía Láctea expande majestuosamente el abanico de lo posible. Darnos cuenta de que nuestros ancestros eran también los abuelos de los simios nos une al resto de las formas vivientes y genera reflexiones sobre la naturaleza humana trascendentales y, a veces, tristes”.
Carl Sagan sobre las pseudociencias
El último legado que nos dejó Carl Sagan antes de partir fue ‘The Deamon Haunted World’ (El Mundo y sus Demonios), donde dejó muy clara su postura sobre las pseudociencias, el esoterismo y lo paranormal. Bajo su mirada, las pseudociencias apelan a las promesas falsas y vacías que la ciencia, por su parte, no puedo sostener. Porque la ciencia no hace promesas, sino que se encamina al progreso desde bases sólidas.
Cada esfuerzo por clarificar lo que significa hacer ciencia y de esparcir por el mundo el entusiasmo por ella, valió tanto la pena para Sagan, que le entregó su vida entera. Del mismo modo, entregó sus últimos días a escribir una obra en donde demuestra la superficialidad de la superstición, las pseudociencias y el fundamentalismo religioso. Él es la prueba clara de que el equilibrio entre la curiosidad y el escepticismo son viables, quizá sea por esto que el nombre de Carl Sagan resonará en las mentes científicas durante mucho tiempo más.