Con una inminente urgencia por aplacar el cambio climático, investigadores e innovadores de todo el planeta desarrollan proyectos en beneficio del planeta. Constantemente se nos dice que es necesario transformar nuestra forma de vivir, de consumo e incluso de viajar. Para esta última, investigadores del MIT desarrollaron el primer diseño de avión híbrido-eléctrico.
Aunque volar en avión sea muy cómodo, y en ocasiones una experiencia lujosa, la realidad es que cada viaje comercial emite devastadoras cantidades de CO2. Aproximadamente, un avión emite 285 gramos de CO2 por kilómetro y pasajero.
Por ejemplo, en una ruta Madrid-Chicago cada pasajero sería responsable de 1,020 kg de CO2 que van directo a la atmósfera. Ahora hay que considerar que por cada tonelada de CO2 emitido se derriten tres metros cuadrados de casquete polar ártico.
Ahora, tomemos en cuenta que al año un total de 40 millones de aviones sobrevuelan los cielos liberan toneladas de CO2. Después de estos datos podríamos entender mejor por qué la temperatura aumenta y los polos se derriten aceleradamente.
Además de los efectos al planeta, también se tiene en cuenta que las emisiones de los aviones actuales producen el 95% del smog y la lluvia ácida. Con esto nos queda claro que la forma de viajar es la principal actividad que debemos transformar en beneficio del planeta.
El primer avión híbrido-eléctrico creado por el MIT
Aunque la principal fuente de empuje del nuevo avión híbrido eléctrico sería una turbina de gas convencional, dicha turbina impulsaría un generador para producir electricidad. Es decir que el avión funcionaría a través de hélices eléctricas montadas en las alas.
Las emisiones de la turbina podrían reducirse considerablemente mediante el uso de un sistema de control de emisiones. Hasta ahora este sería el único método para transformar los aviones, ya que para un completo uso eléctrico se necesitarían desarrollar baterías para estas naves y todavía no las hay.

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Se requiere de un importante avance en la tecnología de baterías para ir descartando el combustible. Por ahora, tan sólo es posible controlar las emisiones a través de un sistema que se utiliza en algunos transportes pesados.
“Esto todavía sería un tremendo desafío de ingeniería, pero no hay limitaciones físicas fundamentales. Si desea llegar a un sector de aviación neto cero, esta es una forma potencial de resolver la parte de la contaminación del aire, lo cual es significativo”, agrega Steven Barrett, profesor de aeronáutica y astronáutica del MIT.
De alguna manera la transición eléctrica de los aviones supondría un ahorro de emisiones. Aunque no es contaminación cero por completo, este sistema permitiría ir avanzando hacia un escenario más viable sobre el primer avión híbrido-eléctrico más sostenible.

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