Cuando una especie ingresa a la lista de animales en peligro de extinción, las medidas de conservación son críticas pues de ellas dependerá que la especie pueda recuperarse o por el contrario, termine relegada a la desaparición. Gracias a los esfuerzos en conjunto de científicos, algunas especies han logrado salvarse, como el picote tequila (zoogoneticus tequila) un pez mexicano que ha sido reintroducido satisfactoriamente a su hábitat natural.
Hace unas décadas, el río de Teuchitlán, un pequeño pueblo cerca del volcán Tequila en Jalisco, era el hogar de un pececillo de cola naranja y de dimensiones pequeñas. El pez que los lugareños solían llamar picote tequila (zoogoneticus tequila) o ‘gallito’ por el color de su cola, abundaba en aquel río. No obstante, la contaminación y la introducción de especies no endémicas, provocó que el pez que recibe el nombre emblemático de tequila, se extinguiera en estado silvestre.
Imagen: Chester Zoo
En 1998 quedaban tan sólo unos pocos ejemplares en el río de Teuchitlán hasta que finalmente se extinguió de su hábitat natural. Afortunadamente algunos investigadores mostraron su interés por salvaguardar al pequeño pez tequila. En el mismo año, expertos del zoológico de Chester en Inglaterra, llegaron a México para extraer con éxito a varias parejas de zoogoneticus tequila, que luego se convertirían en la salvación de su especie.
Como primera medida se instaló un laboratorio para la conservación de algunas especies de peces mexicanos, incluido el ‘gallito’. En 2012 fueron llevaron a un estanque artificial para una etapa de semi-cautiverio, que arrojó una sorprendente población de 10 mil picotes tequila. Y con la ayuda de científicos mexicanos como Omar Domínguez de la Universidad de Michoacán y algunas organizaciones europeas, se gestó el proyecto para reintroducirlos en su hábitat natural, el río de Teuchitlán.
La importancia de la participación colectiva
Desde los ojos de la obviedad esta tarea parece resultar sencilla, después de todo es regresar a un habitante que se desarrolló bajos las condiciones del lugar de reintroducción. Sin embargo, es en realidad una tarea titánica que muchos auguraban que terminaría en la muerte de los pequeños peces mexicanos. Para ello se tuvieron que investigar los parásitos del río, bacterias locales, depredadores naturales de los peces y las especies no endémicas.
Imagen: Chester Zoo
Los investigadores realizaron un enorme trabajo para lograr la reintroducción, sin embargo, el 50% de las probabilidades de éxito dependían de la comunidad. Una de las principales causas de la extinción se debió a la contaminación. Por lo tanto, la participación ciudadana para comprender la importancia del pez mexicano era de vital importancia. Se emprendieron campañas educativas para mostrar a los lugareños el respeto por todo el ecosistema que habita en el río. En especial por el ‘gallito’, pues este ayuda a mantener a raya a los mosquitos transmisores del dengue.
Un ejemplo a nivel mundial
Los lugareños respondieron con gran entusiasmo a las campañas educativa medioambientales y finalmente se decidió pasar a la etapa final, la acción directa. El pequeño pez picote tequila llevaba décadas sin nadar libremente por el río, así que el primer paso consistió en aclimatarlos de nuevo. Los investigadores introdujeron una especie de jaulas flotantes para añadirles un poco de protección ante posibles amenazas no previstas.
Imagen: Chester Zoo
La hora de la verdad se acercó y las jaulas flotantes se retiraron para observar la interacción del pez tequila con su antiguo hogar. Sorprendentemente las cosas fluyeron positivamente, los peces han logrado subsistir por años aumentando su población e incluso expandiéndose hacia otras regiones del río.
Este caso es especial, pues indica que cuando los factores necesarios se conjugan, es posible salvar a las especies de la extinción. Y de hecho “el proyecto ha sido citado como un estudio de caso de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) para reintroducciones globales exitosas”, explica el Zoológico de Chester.