La reciente introducción de leyes de Ag-Gag en Estados Unidos causa revuelo internacional entre protectores de animales y personas que se interesan por la producción de alimentos. Estas leyes que no son precisamente nuevas, pues se habían dado ya en los noventa en los estados de Montana y Dakota del Norte, establecen que cualquier individuo que se infiltre a granjas o criaderos animales con motivos ocultos, trabajen para un grupo que proteja los derechos animales, o simplemente sean empleados que quieran exponer crueldad animal y situaciones que quebranten leyes de higiene en la industria alimenticia están quebrando la ley, y cualquier evidencia de estos actos (fotografías, grabaciones y vídeos) estarán quebrantando la ley y deberán entregarse a la policía.
Estas leyes que desde el 2011 se han vuelto más y más populares en algunos estados de la Unión Americana amenazan a la población no sólo porque opacan la transparencia de la industria alimenticia sino porque problematizan cuestiones de libertad de expresión y libertad de la prensa. Las leyes se aplican de la misma manera a activistas, periodista y empleados que busquen revelar actos o situaciones cuestionables dentro de granjas.
El investigador encubierto, que pide que lo llamen Pete en una reciente entrevista, ha filmado de manera encubierta varios videos cuyos contenidos han expuesto a varias granjas que han resultado en convicciones, despidos y han sido utilizados en documentales. Pete trabaja para Mercy for Animals una organización que busca proteger los derechos animales en Estados Unidos que se esfuerza no sólo en proteger los derechos animales sino en descubrir actividades ilegales en granjas y mataderos. Pete explica que ya que la organización trabaja de la manera más profesional posible aquellos, Pete ya no puede trabajar en estados que hayan impuesto leyes Ag-Gag.
Lo perturbador de las leyes Ag-Gag es que parecen proteger actividad ilegal dentro de la industria alimenticia. ¿Por qué está mal grabar actividades ilegales dentro de granjas y mataderos, si en primer lugar, no deberían ocurrir? Resulta alarmante ver que hay leyes que protegen la actividad ilegal y parecen buscar que hechos que realmente pasan no sean revelados al público en general. Pete asegura que ha encontrado crueldad animal “el cien por ciento del tiempo. Saben, suena razonable que exista una granja en algún lado (de EU), al menos una, que no esté rompiendo la ley de alguna manera. Eso sería razonable. Lo único que puedo decirles es que yo no la he encontrado aún”.
Cómo si eso no fuera suficientemente escalofriante, algunas de las granjas donde Pete ha descubierto actos ilegales de crueldad y falta de higiene no son granjas multinacionales, sino granjas familiares, con doscientos animales que no tendrían que pasar por actos de violencia innecesaria y en las cuales crueldad e insalubridad son el resultado de negligencia.
Adicionalmente, muchas veces nadie es condenado por estos actos; en la entrevista se refieren a muchos de estos casos, por ejemplo Bettencourt Dairies, la granja lechera más grande de Idaho que presumía clientes como Kraft y Burger King. Ahí, Pete grabó al encargado Felipe, poniéndole una cadena a una vaca y arrastrándola con un tractor por el piso que estaba cubierto de heces, Felipe no fue condenado por el acto y continua trabajando en la granja, sin embargo, Bettancourt perdió a —su cliente más importante— Burger King.
¿Qué significan las leyes Ag-Gag” entonces? En primera instancia evidencian que los gobiernos electos no necesariamente buscan proteger a la población que los puso en una posición de poder, sino buscan proteger sus propios intereses. En segunda instancia, que los defensores de derechos animales y gente u organizaciones que buscan exponer las actividades y actos ilícitos que ocurren dentro de la industria alimenticia infringen más leyes que aquellos que envenenan, maltratan y corrompen nuestros alimentos, un estado más amedrentador que insatisfactorio.
En este enlace, la entrevista completa (en inglés).
Con información de Alternet y The New York Times