Afantasía: La Ceguera De La Glándula Pineal Que Impide A Ciertas Personas Imaginar

Afantasía: la ceguera de la glándula pineal que impide a ciertas personas imaginar

No evocar los recuerdos mediante imágenes es algo que, para la mayoría, es precisamente inimaginable. Eso es la afantasía.

Existen condiciones que son poco más que inimaginables. Paradójicamente una de ellas es la afantasía: la incapacidad de algunas personas para evocar memorias o visualizar imágenes mentales. A grandes rasgos, su incapacidad de imaginar. O lo que es lo mismo: carecer de imaginación, algo que resulta misterioso para quienes no lo padecen.

Afantasía: la ceguera de la glándula pineal que impide a ciertas personas imaginar

Esta patología fue descrita por primera vez en 1880, pero apenas hace algunos años el experto en comportamiento cognitivo, Adam Zeman le prestó la atención que merece y le acuñó el nombre de afantasía. Ahora, está comprobado que muchas personas la padecen —incluso se estima que una de cada 50 personas, por lo menos en Europa—. Pero su origen, o las diferencias entre uno y otro paciente, aún están siendo estudiadas por la neurología.

La explicación comúnmente aceptada sobre la afantasía —y también estudiada por Zeman y su equipo— es que cuando corremos una memoria en la glándula pineal (nuestro “ojo mental”), estamos intentando reactivar los mismos patrones de actividad que en el momento cuando la memoria fue formada. Se trata de un procedimiento del cerebro que podría verse interrumpido de alguna manera, quizás por una falla en las neuronas encargadas de esta tarea.

Afantasía: la ceguera de la glándula pineal que impide a ciertas personas imaginar

Por eso le llaman también “ceguera mental”, aunque dicho nombre podría hacer parecer que quienes padecen afantasía están condenados a lo inmediato, y que sólo pueden vivir el instante; pero no es así. Niel Kenmiur, un paciente de Inglaterra con afantasía, recuerda perfectamente los hechos, pero percibidos con otros sentidos que almacena como recuerdos. Sus memorias son más bien “conceptuales”, mientras que los de una persona promedio se afianzan en la construcción pictórica desarrollada con ayuda de aquello captado por la glándula pineal y almacenado por el cerebro.

Afantasía: la ceguera de la glándula pineal que impide a ciertas personas imaginar

En ese sentido, la de los pacientes con afantasía podría ser una memoria a veces menos “viciada” por la propia fantasía de la imaginación. Ésta juega un papel tan importante en la generación del “archivo” cerebral de la memoria, que en ocasiones puede incluso tergiversarlos. Esto ya lo ha documentado Oliver Sacks estudiando la experiencia con sus propios recuerdos de la Segunda Guerra Mundial, algunos los cuales descubrió, traumáticamente, que no eran verdad.

Esas son sólo las diatribas de la memoria. Pero imaginar en sí es una capacidad que, aunque no siempre sea de fiar, alimenta nuestra fantasía y es esencial incluso para vivir el presente. Por eso, cientos de neurólogos estudian ya la posibilidad de crear un tratamiento que ayude al cerebro de los pacientes con afantasía a hacer lo que naturalmente hace: hacernos imaginar lo que sea.

Algunos psicólogos han generado además un pequeño test el cual nos puede orientar sobre las capacidades de nuestra glándula pineal o incluso hacernos saber si éstas son nulas y padecemos afantasía (o si están muy desarrolladas y padecemos su contrario: la hiperfantasía).

Total
58
Share