Donal Trump ha rectificado ante la presión internacional, al firmar un decreto en el que finaliza la separación de familias en la frontera.
¿Cuáles son las consecuencias?
La orden ejecutiva establece nuevas pautas, que requieren que las familias se mantengan juntas bajo la custodia del Departamento de Seguridad Nacional.
Pero es casi seguro que eso será impugnado en el tribunal debido a un acuerdo de consentimiento de 1997 que estipula que los niños pueden permanecer detenidos solo durante 20 días.
Esa decisión podría incluso llevar a familias a separarse nuevamente.
“Es absolutamente una posibilidad”, dijo Jonathan Turley, profesor de derecho de la Universidad George Washington, en CNN, presentando dos posibilidades si la administración no lograba modificar el acuerdo de consentimiento, un escenario que consideró dudoso.

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Cómo es que la orden ejecutiva que firmó Trump el miércoles solucionará la situación actual aún no se conoce. Es probable que esté involucrado en una batalla judicial, y el Departamento de Salud y Servicios Humanos reconoció que los miles de niños retenidos no se reunirán con sus padres de inmediato.
“Ustedes reúnen a la familia; un reloj corre. Si pasan más de 20 días, liberan a toda la familia, lo cual es similar a la política de Obama que el presidente quiere cambiar”, dijo Turley. “O una vez más, separará a la familia y enviará al niño a algún tipo de cuidado de custodia”.
No es solo la crueldad actual lo que debería asustarnos. Las separaciones de frontera son, por supuesto, inmorales e inconcebibles. Los niños son arrancados de los brazos de sus madres; lloran por papá sin respuesta; están enjaulados.
Muchos se verán afectados de por vida por el trauma. Para algunos, las divisiones serán permanentes. Los padres están siendo deportados sin sus hijos. El mes pasado, un padre se suicidó después de separarse de su familia. Sin embargo, a medida que el costo humano se vuelve más marcado, el ritmo de las separaciones ha aumentado.

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La orden no pone fin al procesamiento de quien entra ilegalmente en el país, pero sí a la separación de los niños y niñas de sus respectivas familias.
Según la información oficial, Trump firmó el documento acompañado por el vicepresidente Mike Pence y la secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen.
“Mantenemos a las familias juntas pero a la vez mantenemos la frontera fuerte”, afirma Trump. “No nos gusta ver a las familias separadas, pero a la vez, no nos gusta ver entrar ilegalmente a la gente”.
Ante la presión surgieron diversas iniciativas por parte de colectivos, ONGs como Change.org, fundaciones y organismos internacionales para detener el abuso a los derechos humanos que esta práctica evidenció.
El origen de los hechos
Una grabación en audio obtenida por la redacción independiente de ProPublica pone sonido al sufrimiento real de un polémico debate político en el que hasta ahora no han participado quienes tienen más en juego: los niños inmigrantes.
El audio rompe el silencio. Fue grabado la semana pasada dentro de un centro de detención de la Patrulla Fronteriza. La persona que realizó la grabación solicitó no ser identificada, por temor a represalias.
Esa persona proporcionó el audio a Jennifer Harbury, una conocida abogada de derechos civiles que ha vivido y trabajado durante 4 décadas en el valle del Río Grande, a lo largo de la frontera de Texas con México.
A su vez, Harbury facilitó el audio a ProPublica. Dijo que la persona que lo grabó era una clienta que “escuchó los llantos de los niños y que quedó devastada”.
De acuerdo a la publicación, el presidente Donald Trump culpa a los demócratas y dice que su gobierno sólo está aplicando leyes ya existentes, aunque eso no es verdad.
No hay ninguna ley que obligue a separar a los niños de sus padres, o que exija el enjuiciamiento criminal de todos los individuos que cruzan la frontera sin documentos. Esas prácticas fueron establecidas por la administración Trump.
Situación de miles de niños separados de su familia
Más de 2,300 niñas y niños han sido separados de sus padres desde abril, cuando la administración de Trump lanzó su política migratoria de tolerancia cero, que exige procesar a todas las personas que intenten ingresar de forma ilegal en el país y llevarse a los niños que trajeron consigo.
Actualmente, hay 21 niños mexicanos (1%) separados de sus padres en Estados Unidos; en su mayoría provienen de Guatemala, Honduras y El Salvador.