La pregunta no es cómo, sino cuándo. Porque no hay nada que cohesione y estructure más nuestra existencia que el tiempo. Y sin embargo, solemos dar por sentado el tictac del reloj: pensamos que el tiempo sólo pasa, como si se tratara de algo homogéneo y vacío.
Quizá no hay una obra contemporánea que juegue mejor con esta negligencia con la que tratamos al tiempo que la serie Dark, de Netflix. El misterio que se teje alrededor de la desaparición de varios niños en el pueblo alemán de Winden, así como los vanos intentos por descifrar las pistas que van surgiendo conforme se desarrolla la historia, parecen el mejor escenario para develarnos una amarga verdad. Y es que, efectivamente, nuestra necia concepción del tiempo puede ser un obstáculo. Porque solemos preguntarnos mecánicamente el “cómo” en momentos en los cuales también valdría la pena preguntarse por el “cuándo”.
¿El tiempo es lineal? ¿Es cíclico?
¿O será que sólo es una ilusión?
Así, la ciencia ficción y el thriller detectivesco comulgan en Dark con lo sobrenatural. Pero sin duda, en lo que nos deja sumidos esta serie es en una profunda crisis existencial.
Y es que desde hace mucho la ciencia es la que ha puesto en tela de juicio el simple “pasar” del tiempo. Después de Einstein, se comenzaron a elaborar todo tipo de hipótesis al respecto. La mayoría sugieren que lo que fue, lo que es y lo que será podrían no ser sino piezas de un rompecabezas cósmico: quizá de un tiempo que, más que una línea, es una caja, como lo plantea la teoría del universo de bloque. La cuántica también ha planteado que quizá, más que un futuro –si es que hay futuro– existen múltiples futuros, los cuales conviven en un instante de múltiples realidades.
¿Y el pasado? El pasado sigue atrapado, diría el filósofo Walter Benjamin, para quien sólo es posible que nos apoderemos del pasado cuando éste relampaguea en un instante de peligro. Sólo así se nos devela todo el peso que sigue teniendo eso que llamamos “pasado” sobre eso que llamamos “presente”. En ese sentido, la filosofía y las ciencias sociales han sido las disciplinas que más concepciones fecundas del pasado nos han otorgado.
En Dark toda la sórdida inquietud que rodea a las desapariciones se entreteje con estos cuestionamientos del tiempo lineal. Por eso es que ver esta serie nos deja perturbados, dando paso a una indagación sensorial sobre lo que el pasado, el presente y el futuro significan realmente. Esta es quizá una de las preguntas claves de la existencia, y Dark es una invitación para reflexionar en torno a ella. Afortunadamente la segunda temporada se estrena el 21 de junio, y seguramente nos hará viajar en el tiempo y sus dilemas como ya lo hizo la primera entrega.
Todo seguirá girando en torno al cuándo y a una pregunta clave: ¿realmente viajar en el tiempo podría elevar a la humanidad más allá del ciclo del sufrimiento?