Fotografía principal: Reuters
El agua es la base de la vida, es una sustancia indispensable e insustituible en nuestra dieta. Eso todos lo sabemos, pero lo que tal ves nos resulte sorprendente es el echo de que el incremento en la ingesta de agua puede contribuir a una disminución espontánea del consumo de refrescos y de bebidas azucaradas en los niños y mejorar sus funciones cognitivas.
Alrededor del sesenta por ciento del cuerpo está formado por agua, es el componente más abundante de todas las células, constituye el 90% de nuestro cerebro y conforma el medio básico para la actividad vital de nuestro organismo.
El consumo promedio recomendado varía de una a otra autoridad médica, pero podemos mencionar las siguientes cifras como un patrón general del consumo recomendado ( de acuerdo con Instituto de Medicina de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos):
La Agencia Europea de Estándares de Alimentos recomienda un consumo total de 1600 ml/día para niños y niñas de 4 a 8 años de edad, 2100 ml/día para niños de 9-13 años de edad, 1900 ml para niñas de 9-13 años de edad (1).
Aunque la opinión prevaleciente entre las autoridades es que la población promedio no presenta deshidratación, algunos autores discrepan al respecto. Escuchemos por ejemplo la opinión de Susan M Kleiner, profesora asistente del Programa de Ciencias Nutricionales de la Universidad de Washington y directora de un Centro de Salud Nutricional en esa misma ciudad. Según ella, las encuestas de consumo de alimentos en los Estados Unidos, indican que una porción de la población puede estar sufriendo una deshidratación crónica ligera, causada por varios factores, y la investigación más reciente ha asociado dicha condición con un aumento del riesgo de sufrir numerosas enfermedades como: piedras renales, cáncer de mama, colon y vías urinarias, obesidad en niños y adolescentes, prolapso de la válvula mitral, disfunción de las glándulas salivales y deterioro de la salud en general en los ancianos (2). También vale la pena conocer los trabajos del Dr. Batmanghelidj quien durante varias décadas se dedicó a tratar múltiple enfermedades tan sólo con agua (3).
Los niños en particular, tienen mayor riesgo de sufrir deshidratación pues dependen de otros para el suministro de líquido, son más activos, tienen una mayor proporción de superficie/masa que los adultos y presentan un mecanismo de regulación de la sed inmaduro. Diversos estudios a nivel mundial han llamado la atención sobre este problema y han comenzado a surgir campañas de promoción del consumo de agua en las escuelas.
En el Reino Unido, el Colegio Real de Pediatría y Salud Infantil realizó una encuesta sobre la disponibilidad y consumo de agua en las escuelas de dicho país. En el informe final afirmaron que el acceso al agua era a menudo insatisfactoria , lo cual dio lugar a la campaña llamada “Water is Cool in School” que inició en el año 2000. Su informe señalaba que la deshidratación contribuye a corto y a largo plazo a diversos problemas de salud y beber más agua mejora la capacidad de aprender, los autores del informe afirmaban que “cuando estamos sedientos, el rendimiento mental se deteriora en un 10%”. ( citado por Benton, ver nota 1).
Como parte de esta campaña se promovió no solo la instalación de surtidores de agua potable gratuita en las escuelas sino también una iniciativa mediante la cual se permitía el consumo de agua durante las clases. Un estudio que investigó los resultados de esta iniciativa encontró que en promedio el 80% de los niños de las escuelas en las cuales no se permitía el consumo de agua en las aulas, consumían menor cantidad de agua que el mínimo recomendado en las escuelas y concluyó recomendando que las primarias deberían no sólo permitir sino también promover el consumo de agua durante las clases ( 4).
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En 2010, en los Estados Unidos se lanzó un iniciativa para la disponibilidad de agua potable gratuita en las escuelas. En las políticas de dicha iniciativa se afirma que el consumo inadecuado de agua puede tener consecuencias negativas en la salud general de los niños y en su capacidad para aprender y que los niños que están deshidratados tienden a experimentar una caída en su rendimiento cognitivo y especialmente en su memoria a corto plazo. Y lo que es peor, en lugar de agua potable, los niños tienden a beber bebidas azucaradas ( refrescos, jugos comerciales, bebidas para deportistas, tés endulzados, etc.) ( 4).
Vale la pena recordar aquí la opinión, nada complaciente, de la Dra. Raquel Burrows, médico cirujano con especialidad en Pediatría y Endocrinología Infantil, académica del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Chile (INTA) y jefe del Programa Clínico de Obesidad Infantil de dicho instituto. La evidencia científica ha demostrado que la fructosa, comenta la Dra. Burrows, “ altera las estructuras cerebrales que tienen que ver con la memoria y el aprendizaje, que están en una zona que se llama hipocampo. Por lo tanto a igualdad de coeficiente intelectual, un niño que consume fructosa [el azúcar se compone de glucosa y fructosa] en forma diaria, no va a rendir igual que un niño que no lo hace” (5).
Estos programas hacen eco de todo un conjunto de estudios que reportan diversas ventajas de promover el consumo de agua entre la población infantil y muy particularmente en las escuelas. Mencionemos los puntos más importantes:
1.Intervención en las escuelas: los niños pasan la mayor parte de su día en la escuela, y este es el ámbito formativo que complementa a la familia, de suerte que los programas escolares y políticas de la escuela pueden tener un impacto significativo en alentar o desalentar el consumo de agua y/o de bebidas azucaradas.
2.El estatus de hidratación de los niños en las escuelas, por lo general, no es óptimo. Diversos estudios han mostrado que los niños no consumen suficiente agua antes de ingresar en las escuelas ni tampoco durante su estancia en las escuelas (6).
3. Los niveles bajos de hidratación han mostrado afectar negativamente las capacidades cognitivas de los niños: disminuyen la memoria de corto plazo y la capacidad de atención, la capacidad de búsqueda y de atención visual mejora con un buen nivel de hidratación. Uno de los estudios mostró que los niños mejor hidratados ponen mayor atención en sus tareas y las resuelven en menos tiempo (1). Otro estudio reportó que la deshidratación moderada en los niños no sólo afecta sus capacidades cognitivas sino que también les produce confusión, irritabilidad y letargo (7).
4. Diferentes estudios de intervención han demostrado que el aumento en el consumo de agua afecta benéficamente los patrones de consumo de otras bebidas y alimentos (aunque otros estudios no corroboran estos resultados), pero tomados de conjunto estos estudios de intervención dejan claras algunas conclusiones evidentes y otras no tan obvias.
Por un lado, señalan el echo evidente de que cuando se promueve el consumo de agua como sustituto de las bebidas azucaradas, disminuye la ingesta calórica y esto ayuda a prevenir el sobrepeso y la obesidad. Pero también, que simplemente promover el consumo de agua puede disminuir el riesgo de obesidad, como lo demostró un estudio realizado con 2950 alumnos de 32 escuelas primarias en dos ciudades alemanas. El estudio duro un año y consistió en una intervención muy ligera. Los participantes fueron divididos en dos grupos: uno (1641 niños) recibió 4 lecciones que promovían el consumo de agua y el otro grupo ( 1309 niños) no. Al final del estudio el riesgo de obesidad en el grupo que recibió las lecciones disminuyó 31% en comparación con el otro grupo ( control) (8).
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Destaca entre este grupo de estudios un trabajo realizado en el Departamento de Nutrición, Ejercicio y Deportes, de la Universidad de Copenhague, que incluyó 203 adolecentes de 12 a 15 años de edad, que consumían habitualmente leche y yogurt ( 250 ml en promedio por día) y que tenían sobrepeso. Este estudio se dedicó a investigar diversas variables asociadas con la dieta y el sobrepeso. Los adolescentes registraron sus dietas antes de la intervención (semana 0) y en la última semana de la intervención (semana 12).Otras medidas, tales como la antropometría, muestras de sangre, actividad física y presión arterial, también se llevaron a cabo.
Los participantes fueron asignados aleatoriamente a consumir 1l. al día de leche descremada, suero de leche, de caseína o de agua durante las 12 semanas estudio y se los alentó a comer su dieta habitual durante el período entero del estudio.
Basándose en los datos proporcionados por dicho estudio los investigadores constataron que en todos los grupos se observó una mejoría del patrón dietético, disminuyendo la ingesta excesiva de alimentos, incluyendo bebidas azucaradas.Pero la disminución de la ingesta de energía durante la intervención fue significativa sólo para el grupo que consumía agua. El consumo de energía en el grupo de agua disminuyó en promedio 236.8 kcal/d durante la intervención, lo cual equivale a una posible disminución de 2 kg de peso al año. Además los autores del estudio reportaron que la ingesta incrementada de agua produjo una reducción espontánea importante del consumo de bebidas azucaradas (9).
Como podemos ver el asunto está claro: debemos promover el consumo de agua en los niños y desalentar el consumo de las bebidas azucaradas. La fisiología humana obra en favor de esta política, pues como lo han demostrado algunos estudios, el simple echo de ingerir más agua ayuda a los niños a sentirse mejor y a disminuir su deseo de ingerir las bebidas azucaradas. La información científica disponible no deja lugar a dudas: es suficiente para justificar una campaña internacional en contra del consumo de refrescos y bebidas azucaradas, especialmente entre la población infantil. Sin embargo, los intereses que se vería afectados son enormes. Por fortuna, en el ámbito del consumo individual nuestras elecciones marcan la diferencia, así que de nuevo te sugiero querido lector/ lectora: ¡DALES AGUA, DALES AGUA¡.
BIBLIOGRAFÍA.
1. Nutrients. 2011 May; 3(5): 555–573.
Published online 2011 May 10., Dehydration Influences Mood and Cognition: A Plausible Hypothesis?, David Benton.
Kaushik A1, Mullee MA, Bryant TN, Hill CM).
“Drinking Water Access in Scchools”, en ww.changelabssolutions.org
(5 )http://www.uchile.cl/noticias/112531/ninos-sin-azucar-adios-al-consumo-dulce
6. (Ann Nutr Metab. 2012;60(4):257-63.
French children start their school day with a hydration déficit, Bonnet F1, Lepicard EM, Cathrin L, Letellier C, Constant F, Hawili N, Friedlander G).
– Public Health Nutr. 2012 Nov;15(11) Epub 2012 Jan 27, What is the cell hydration status of healthy children in the USA? Preliminary data on urine osmolality and water intake.
Stookey JD1, Brass B, Holliday A, Arieff A.
7. Nutr Rev. 2006 Oct;64(10 Pt 1):457-64.Hydration and cognitive function in children, D’Anci KE1, Constant F, Rosenberg IH). (Water, Hydration and Health, Barry M. Popkin, Kristen E. D’Anci, and Irwin H. Rosenberg.
8. Pediatrics. 2009 Apr;123(4),Promotion and provision of drinking water in schools for overweight prevention: randomized, controlled cluster trial. Muckelbauer R1, Libuda L, Clausen K, Toschke AM, Reinehr T, Kersting M.
9. International Journal of Food Sciences and Nutrition, Volume 67, 2016, Issue 3, The effect of water and dairy drinks on dietary patterns in overweight adolescents, Louise B. B. Andersen, Karina Arnberg, Ellen Trolle, Kim F. Michaelsen, Rasmus Bro, Christian B. Pipper & Christian Mølgaard.