En la naturaleza no hay tal cosa como el desperdicio; basta voltear un árbol muerto y ver la orgiástica vida que alberga, y las miles de especies de flora y fauna que encuentran una casa en él.
La caliza tiene mucho más encanto y mucho más poesía de lo que a primera vista parece. Es, entre otras cosas, un cementerio de millones de esqueletos de criaturas marinas y tema de uno de los poemas más bellos de la lengua inglesa.