Entre algunos de los efectos nocivos de la tecnología, están la pérdida de la memoria, y quizá su más dañina consecuencia es la sustracción. Vamos inmersos en la información o “contactos sociales” por medio de los dispositivos pero perdemos el contacto profundo con los que nos rodean.
Estamos y no estamos, es quizá esta la premisa de nuestra época; el tiempo que damos a los otros y a nosotros mismos no es de calidad; “compartimos” pero en realidad no lo hacemos.
Por su parte, en el caso de los niños, no existen estudios todavía que nos hablen sobre la imaginación y su estado de posible apagamiento. Para las generaciones pasadas de niños su imaginación era su principal instrumento de distracción: un palo podía ser un rayo de poder o una piedra una isla. Las tables, y las computadoras, sobre todo por medio de juegos interactivos, simplemente hacen el trabajo a los niños; mostrándoles una realidad preconcebida en la que ellos sencillamente siguen las reglas del juego.
Ahora que estamos en verano, ¿has pensado en renunciar a tu comodidad para que, en lugar de que los niños estén enajenados, vuelvan a perderse pero en el entorno? Lo anterior implica más esfuerzo y atención de tu parte, pero vale la pena.
Izabela Urbaniak, una madre polaca muy consciente de la necesidad del contacto real entre sus hijos y otros niños y la naturaleza, ha hecho una serie que documenta unas vacaciones en el campo fuera del contacto con la tecnología como el internet, PlayStation, las tabltes o computadoras: las fotos hablan por sí mismas.
*También en Ecoosfera:¿Por qué procurar que tu hijo tenga contacto con la naturaleza y se desapegue de la tecnología?