Parece una verdad universal, al menos en el estado actual del capitalismo, que el sexo vende. Con buenas intenciones y con resultados comerciales sobresalientes, la compañía francesa Divinextases, comercializa desde hace dos años una línea de “cosméticos eróticos”, cuyo fundador, Frederic Donnat, considera “más interesantes que los usuales productos orgánicos de belleza.”
Donnat afirma que las ventas de sus productos se han triplicado y cuentan con una facturación actual de $600 mil dólares (aunque omiten si es anual, mensual o desde su fundación), y han conseguido el sello de calidad de la Federación Nacional Orgánica de Francia.
Su catálogo, aunque reducido, se compone de juguetes sexuales ecológicos (que utilizan pilas reutilizables), bálsamos y aceites hechos con materiales sustentables, utilizando cera de abeja y manteca de karité en lugar de aceite de palma, todo ofrecido en empaques reciclables. La compañía espera lanzar al mercado una línea de afrodisiacos libres de Viagra próximamente.
[Huffington Post]